Entre esos hombres estaba Calixto Morales, un joven maestro camagüeyano al que le había nacido su primer hijo en Cuba mientras él se entrenaba en Méjico, en donde tuvo una impecable conducta pues de no ser así no habría sido de los afortunados seleccionados por el Jefe de la expedición que contaba con muchos combatientes además de los 81 que seleccionó.
Con posterioridad a la sorpresa de Alegría de Pío Calixto Morales permaneció en esa zona junto a otros 2 expedicionarios aquel funesto 5 de diciembre de 1956 y los días posteriores, más tarde desafiando la tenaz persecución de que eran objeto y con derroche de audacia, sangre fría, coraje y ayuda de hombres de la zona pudo unirse a Fidel Castro disfrazado de campesino el 23 de diciembre siguiente, fue él sólo al encuentro y luego los otros dos compañeros. Los efectos de varios días de navegación y los transcurridos después del desembarco hicieron mucho daño físico a todos esos hombres, en el caso de Calixto a ello se unía su disfraz de campesino serrano por lo que al encontrarse con su Jefe y este no reconocerlo le dijo con júbilo:
-Coño Fidel, tú no me conoces.
El resto es fácil de imaginar, fueron 25 meses de guerra frente a un enemigo despiadado que utilizó todos los recursos posibles para eliminar al grupo rebelde, Calixto que ya era un gran conocedor de la obra de José Martí sabía que un principio justo, desde el fondo de una cueva puede más que el más poderoso ejército.
El Che, que era entonces su Jefe, fue enviado por Fidel Castro a La Habana y el Argentino nombró a Calixto Manuel Morales Hernández, Gobernador Civil y Militar de Las Villas con el grado de capitán, jerarquía militar que no interesó nunca a Calixto que se enteró de su grado por la comunicación del Che al pueblo de Las Villas hecha circular profusamente el 2 de enero de 1959.
-Yo vine en el Granma y Fidel dijo en una ocasión que de ese grupo los que habíamos permanecido en la Sierra Maestra teníamos el grado de Comandante. A mi me dicen lo mismo Comandante que General. Eso no tiene importancia para mí.
Aquí en Santa Clara permaneció poco tiempo, enero y febrero de 1959, a fines de enero de 1959 ya Calixto se había enfrentado a sectores poderosos que no admitían ni la igualdad racial y menos, la igualdad entre hombres y mujeres. Calixto actuó de manera enérgica, revolucionaria y honesta ante las injusticias acumuladas en casi cinco siglos de colonialismo y neocolonialismo. Adoptó medidas que todo el pueblo apoyó, sin embargo, los que se oponían a cambios verdaderos contando con el apoyo del entonces Presidente Dr. Manuel Urrutia Lleo no perdonaron a Calixto la adopción de medidas que afectaban sus intereses de clase.

-Yo estaba muy preocupada porque profesoras, como la Dra. Séntola Ribalta de la raza negra fueran a ser objeto de una grosería. Pero no pasó nada. Al final un Sacerdote allí presente, me dijo que Calixto debía hablar en el púlpito. Calixto había hablado de Martí en un lenguaje nuevo y lleno de emoción.
En un encuentro con historiadores en la Universidad de Ciencias Pedagógicas Félix Varela, de Villa Clara le expresé a Calixto: ¿50 años después de aquellos sucesos ocurridos en esta ciudad no cree que usted anduvo muy rápido? Con su honestidad de siempre nos dijo.
-Si, es cierto, quise andar muy rápido, pero yo siempre he creído que no debo dejar para mañana lo que puedo hacer hoy.


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