lunes, 28 de marzo de 2011

La solidaridad, Martín y Bárbara …


Entre mi numerosa familia residente en Argentina están estas cuatro personitas que me han demostrado tanto cariño que nunca me será posible reciprocarlo; se trata de un joven matrimonio con dos criaturitas bellísimas: Luisina y Olivia. Martín, es para mí, sencillamente Martinete en el mejor sentido, Bárbara es Balula una mujer que canta como los ángeles una obra de María Elena Walsh (autora que acaba de fallecer) Como la Cigarra; Luisina y Olivia las nietas que no tengo en Cuba. Luisina ya sabe que cosa es amistad, solidaridad, distancia porque la edad se lo permite. Olivia lo sabrá. Martinete y Balula me han tratado siempre con la deferencia que solo se prodiga a un padre. O a quien se quiere mucho. Fue en su cálido hogar en donde pasé la mayor parte de mi tiempo en Buenos Aires; fui colmado de atenciones por parte de ellos. No me sentí en momento alguno extranjero pues ellos me tuvieron como uno más, tanto que al irme, fui sencillamente uno menos. Ese hogar es un santuario guevariano y revolucionario. En ese hogar se rinde culto al Che y a todo lo que se relacione con él. En las paredes están sus imágenes, como lo están también en filmes y libros. Y en esos cuatro corazones llenos de ternura están las nobles ideas del Che. Luisina y Olivia crecerán saludables en cuerpo en alma. Sus padres lo conseguirán no sin esfuerzos. Hace muchos años cuando estudiaba los países de América del Sur, la República Argentina, era sólo una gran nación que se destacaba por algunos aspectos, sobre todo económicos, luego fue la patria del Che, de Don Ernesto y de Alberto Granado. Con los años ya no es sólo eso, es también la patria de muchísimos amigos, cuyo desarrollo me interesa tanto como la tierra donde nací. Es la patria de Martín. Alguna vez Balula me dijo por teléfono que Martín era la paz. Yo lo pude comprobar; para conmigo ha sido el desinterés y el cariño ilimitados que va mucho más allá de criterios políticos o devociones comunes. También la Paz. Logra transmitir ecuanimidad mirándote sin presionarte. Es como si te dijera: No te preocupes ¡estoy aquí para lo que sea! La naturaleza nos da, de oficio digamos, padres y demás familiares con los que puedes estar o no de acuerdo. Cuando las ideas son coincidentes todo va bien. Cuando las ideas, sobre todo políticas, no son coincidentes se producen verdaderas tragedias. Lo sé. Sin embargo, la vida en su devenir te permite escoger a las personas que te serán entrañables. Que no te traicionarán, ofenderán, disgustarán, preocuparán, etc. Martín es un ejemplo. Entre las pocas personas por cuyas venas no corre mi sangre y a la que yo le daría la mía está Martín. Y sus Pibas. No ignoro las limitaciones materiales del mundo actual. Las he conocido de cerca y no las tengo muy lejanas. Martinete tiene limitaciones pero su fortuna es colosal. Cierto que el oro sirve para adquirir algunas cosas materiales y espirituales, en apariencia a veces, pero Martinete tiene más que dinero. Tiene familiares cercanos, mujer e hijas que le endulzan la existencia. Pero tiene, además, en su Santa Clarita como él suele decir un viejo que lo tiene en el mismo lugar que a sus hijos, a sus hijas en el mismo lugar que a mis otras nietas. A Balula igual que a las mujeres de mis hijos. Aquí me tienen. De veras. Un billete de 100 euros permite adquirir ciertas cosas…sólo ciertas cosas una familia verdadera no se compra. Se conquista, se construye de a poco, Martín y Balula lo hacen cada día con ternura admirable. Tendrán éxito. Hay sólo una cosa que lamento de mis familiares radicados en Argentina: la enorme distancia que no permite verlos con frecuencia, darles un beso y decirle a Luisina: ¡Cuida tú viejo!

No hay comentarios: