Durante una reciente visita a Cuba el presidente Chávez habló de un libro titulado El Loco Dorrego, del escritor argentino Hernán Brienza, el presidente bolivariano tuvo noticias del mismo a través de la presidenta argentina. Me interesó el libro pues el tema tratado es de gran actualidad y vigencia.
En visita a Buenos Aires, invitado por hermanos y hermanas de ese país, le pedí a Alejandro Wall (Ale) detalles del libro referido. Fue así que conocí que el autor es su amigo lo que le permitió preparar un encuentro que se produjo el 12 de diciembre de pasado.
Hernán es un hombre joven al cual, como a casi todas las personas de cualquier lugar del mundo, Cuba le interesa mucho. Hablamos de la isla rebelde, del discurso de Chávez en La Habana en que elogiaba el libro, del mucho tiempo que le llevó culminar su trabajo que, sin dudas, implicó una minuciosa investigación histórica en fuentes diversas.
Hernán me dedicó su libro muy gentilmente así:
Para el compañero Arístides Rondón este libro de un loco que amó la locura de una América Unida. Un gran abrazo, Hernán. 17-12-10.
Por generosa solidaridad Hernán decidió enviar 10 ejemplares a Cuba a lugares en que pueda ser consultado por muchos lectores como bibliotecas, universidades, etc.
Allí decidió enviar un ejemplar a Fidel Castro, ya él había hecho llegar al presidente Chávez un ejemplar que el presidente venezolano trajo con él a La Habana y era el libro que leía en esos días.
Hernán Brienza politólogo y periodista de amplia experiencia, es profesor en la Universidad de Palermo, además, en la actualidad escribe para varias publicaciones entre ellas Le Monde Diplomatique. América Latina y el Caribe siempre han tenido y tendrán escritores brillantes y comprometidos con sus pueblos. Hernán es un ejemplo.
Fue una extraordinaria experiencia el encuentro con el notable y joven escritor el cual, de seguro, volverá a Cuba y aquí en Santa Clara, la Ciudad del Che, será recibido con mucho afecto, admiración y respeto.
En el plano personal para mí resultó un encuentro inolvidable dada la sencillez del ya consagrado escritor que exhibe una amplia y valiosa obra; luego de la charla sentí que todo lo que Bolívar dejó sin hacer muchos hombres como Hernán lo están haciendo exitosamente.
En visita a Buenos Aires, invitado por hermanos y hermanas de ese país, le pedí a Alejandro Wall (Ale) detalles del libro referido. Fue así que conocí que el autor es su amigo lo que le permitió preparar un encuentro que se produjo el 12 de diciembre de pasado.
Hernán es un hombre joven al cual, como a casi todas las personas de cualquier lugar del mundo, Cuba le interesa mucho. Hablamos de la isla rebelde, del discurso de Chávez en La Habana en que elogiaba el libro, del mucho tiempo que le llevó culminar su trabajo que, sin dudas, implicó una minuciosa investigación histórica en fuentes diversas.
Hernán me dedicó su libro muy gentilmente así:
Para el compañero Arístides Rondón este libro de un loco que amó la locura de una América Unida. Un gran abrazo, Hernán. 17-12-10.
Por generosa solidaridad Hernán decidió enviar 10 ejemplares a Cuba a lugares en que pueda ser consultado por muchos lectores como bibliotecas, universidades, etc.
Allí decidió enviar un ejemplar a Fidel Castro, ya él había hecho llegar al presidente Chávez un ejemplar que el presidente venezolano trajo con él a La Habana y era el libro que leía en esos días.
Hernán Brienza politólogo y periodista de amplia experiencia, es profesor en la Universidad de Palermo, además, en la actualidad escribe para varias publicaciones entre ellas Le Monde Diplomatique. América Latina y el Caribe siempre han tenido y tendrán escritores brillantes y comprometidos con sus pueblos. Hernán es un ejemplo.
Fue una extraordinaria experiencia el encuentro con el notable y joven escritor el cual, de seguro, volverá a Cuba y aquí en Santa Clara, la Ciudad del Che, será recibido con mucho afecto, admiración y respeto.
En el plano personal para mí resultó un encuentro inolvidable dada la sencillez del ya consagrado escritor que exhibe una amplia y valiosa obra; luego de la charla sentí que todo lo que Bolívar dejó sin hacer muchos hombres como Hernán lo están haciendo exitosamente.
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