Santa Clara, 30 de setiembre de 2010।
La tarde del 30 de setiembre de 2010 fue muy dramática para el pueblo cubano: el Presidente ecuatoriano, convaleciente pero trabajando, estaba secuestrado. Al saberlo en manos de uniformados pensamos en otro gran amigo de Cuba, Salvador Allende y nos resistimos a aceptar que sucediera lo mismo.
A través de la televisión conocimos la Reflexión de Fidel en que analizaba los hechos. Fue muy preciso y tuvo la razón.
Vivimos momentos de gran preocupación, no solo por los más de 500 colaboradores cubanos que están en esa hermana nación realizando tareas de gran alcance humano para los ecuatorianos, sino también por el pueblo ecuatoriano. Y por su Presidente.
Éramos conscientes de que Correa, como le decimos los cubanos, no iba a dejarse despojar por la fuerza bruta del mandato que le había dado su pueblo, que lo iba a defender con su vida; lo que confirmamos cuando escuchamos a Chávez confirmarlo porque así se lo había dicho serenamente el Presidente Secuestrado.
Los cubanos apreciamos en vivo el asedio al hospital policiaco, el llanto de una paciente, las penurias de los periodistas (Heroínas y Héroes), vimos la represión, el operativo casi perfecto ejecutado por fuerzas especiales. Sufrimos como en carne propia el ultraje al presidente, verlo con su bastón canadiense vejado por un policía, o un mercenario disfrazado de tal. Sin embargo lo que nos emocionó fue el pueblo enardecido reclamando a su Líder. ¡Que pueblos los nuestros!
La emoción nuestra llegó al máximo cuando la televisión interrumpió una entrevista y nos llevó, con su magia, a la Casa Presidencial a recibir a Correa. Lo vimos más grande que siempre y confirmamos lo que habíamos supuesto pues él afirmó que le dijo a sus secuestradores:…salgo como Presidente o salgo cadáver. Los cubanos sabemos que hablaba muy en serio.
Ya vivimos similar experiencia con Chávez, pero aquella noche tuvimos que esperar por él hasta casi las 5 de la madrugada, esta vez sólo hasta las 10.45, hace unos minutos. Detrás de la conjura contra Chávez estaba un viejo ex presidente, que no vale la pena mencionar, detrás de esta había otro ex, ambos se Lucieron, pero sobre todo, le dieron la oportunidad a los ecuatorianos de demostrar sus fortaleza e identificar oportunistas, a Latinoamérica igualmente le dieron oportunidad de manifestarse. Los pueblos hemos aprendido que en un caso como este las dos primeras horas posteriores al golpe definen su permanencia o no en el poder.
Raúl se lo había advertido a Correa, cuando los sucesos de Honduras, ocasión en que le dijo que el próximo podía ser él.
Hay una lección ya aprendida cuyo conocimiento consolidamos ahora: Un pueblo unido jamás será vencido. De alguna manera el Che estaba con Correa, Sepa el Presidente ecuatoriano que los cubanos nos sentimos afortunados de tener amigos como él; en el Himno Nacional cubano se proclama: Morir por la Patria es vivir.
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