Excelencia:
Un cubano jubilado, de 65 años, que ha dedicado toda su vida al magisterio y al estudio de la Historia de Cuba y de América se dirige a Usted con el respeto que su alta investidura aconseja para expresarle el deseo ferviente de que un día, no lejano, los gobiernos de su país y el mío, discutan civilizadamente sus diferencias y les den solución, pues ambos pueblos lo necesitamos. Los cubanos admiramos a su pueblo noble y trabajador que ha hecho de su país una gran potencia en casi todos los ámbitos.
El pueblo norteamericano ha dado reiteradas muestras de aprecio al pueblo cubano. Existen vínculos históricos entre nosotros, Excelencia, que no debieran ser ignorados.
Pronto se cumplirán 12 años de la detención de un grupo de cubanos que servían al Pueblo de Cuba desde dentro de grupos terroristas radicados en Miami para evitar, en lo posible, la ejecución de actos que a lo largo de 50 años han cometido contra hombres, mujeres, ancianos y niños, dentro de Cuba e incluso dentro de territorio norteamericano.
Esos cubanos, Señor Presidente, son Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González que fueron condenados a sanciones exageradísimas, que a menudo han debido extinguir en condiciones dantescas injustificables, entre otras razones, porque el juicio se produjo en Miami, único lugar de su país en donde no era posible administrar justicia sin que los jueces tuvieran que prevaricar, por las características de una parte de su población poco numerosa pero muy influyente, que siente un odio irracional hacia todo lo que esté vinculado con la Cuba actual.
Sólo usted, Señor Presidente, por su alta investidura puede poner fin a esta injusticia evidente que ha motivado la solidaridad de numerosas personalidades de su país, 10 Premios Nobel como usted, millones de personas de todo el mundo, instituciones de Naciones Unidas y Juristas de todo el planeta, entre otras personas.
Hace poco tiempo supimos que nuestro gobierno puso en libertad a varias decenas de presos que ya se encuentran en los lugares elegidos por ellos. Recabo de Usted en nombre de mis hijos, mis nietos, mi madre y mis amigos más cercanos adopte las medidas conducentes a que estos 5 hombres vuelvan al seno de su familia, que vean a sus esposas lo que no hacen algunos desde que están en prisión, que puedan tener hijos los que aun no los tienen y estar con sus ancianas madres los que aun las tienen pues algunos no han podido dar el último adiós a la suya, hecho este último que usted puede valorar cabalmente por desafortunadas experiencias personales.
Señor Presidente, deseo que su gestión al frente del país más poderoso de la tierra sea exitosa, para que los trescientos millones de habitantes de ese país sientan orgullo de su gobierno y de sus instituciones.
Cierto que las concepciones políticas y filosóficas nuestras no coinciden, sin embargo, es elemental que ambos debemos respetar las de cada cual y coexistir. El pueblo cubano ha vivido años muy difíciles, Señor Presidente, debido a las tensiones entre los gobiernos de nuestros pueblos.
El pueblo de Cuba nunca apoyará una acción que lacere, en medida alguna, a su pueblo. Tenemos razones para imaginar igual actitud en su pueblo que el próximo día 11 recordará a las víctimas inocentes de un hecho horrendo similar a los que hemos padecido en Cuba.
Varias horas después de haber enviado este mensaje a sus oficinas será publicado en mi blog personal.
Tenga la bondad de aceptar estas notas que han sido escritas,
Respetuosamente,
Un cubano jubilado, de 65 años, que ha dedicado toda su vida al magisterio y al estudio de la Historia de Cuba y de América se dirige a Usted con el respeto que su alta investidura aconseja para expresarle el deseo ferviente de que un día, no lejano, los gobiernos de su país y el mío, discutan civilizadamente sus diferencias y les den solución, pues ambos pueblos lo necesitamos. Los cubanos admiramos a su pueblo noble y trabajador que ha hecho de su país una gran potencia en casi todos los ámbitos.
El pueblo norteamericano ha dado reiteradas muestras de aprecio al pueblo cubano. Existen vínculos históricos entre nosotros, Excelencia, que no debieran ser ignorados.
Pronto se cumplirán 12 años de la detención de un grupo de cubanos que servían al Pueblo de Cuba desde dentro de grupos terroristas radicados en Miami para evitar, en lo posible, la ejecución de actos que a lo largo de 50 años han cometido contra hombres, mujeres, ancianos y niños, dentro de Cuba e incluso dentro de territorio norteamericano.
Esos cubanos, Señor Presidente, son Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González que fueron condenados a sanciones exageradísimas, que a menudo han debido extinguir en condiciones dantescas injustificables, entre otras razones, porque el juicio se produjo en Miami, único lugar de su país en donde no era posible administrar justicia sin que los jueces tuvieran que prevaricar, por las características de una parte de su población poco numerosa pero muy influyente, que siente un odio irracional hacia todo lo que esté vinculado con la Cuba actual.
Sólo usted, Señor Presidente, por su alta investidura puede poner fin a esta injusticia evidente que ha motivado la solidaridad de numerosas personalidades de su país, 10 Premios Nobel como usted, millones de personas de todo el mundo, instituciones de Naciones Unidas y Juristas de todo el planeta, entre otras personas.
Hace poco tiempo supimos que nuestro gobierno puso en libertad a varias decenas de presos que ya se encuentran en los lugares elegidos por ellos. Recabo de Usted en nombre de mis hijos, mis nietos, mi madre y mis amigos más cercanos adopte las medidas conducentes a que estos 5 hombres vuelvan al seno de su familia, que vean a sus esposas lo que no hacen algunos desde que están en prisión, que puedan tener hijos los que aun no los tienen y estar con sus ancianas madres los que aun las tienen pues algunos no han podido dar el último adiós a la suya, hecho este último que usted puede valorar cabalmente por desafortunadas experiencias personales.
Señor Presidente, deseo que su gestión al frente del país más poderoso de la tierra sea exitosa, para que los trescientos millones de habitantes de ese país sientan orgullo de su gobierno y de sus instituciones.
Cierto que las concepciones políticas y filosóficas nuestras no coinciden, sin embargo, es elemental que ambos debemos respetar las de cada cual y coexistir. El pueblo cubano ha vivido años muy difíciles, Señor Presidente, debido a las tensiones entre los gobiernos de nuestros pueblos.
El pueblo de Cuba nunca apoyará una acción que lacere, en medida alguna, a su pueblo. Tenemos razones para imaginar igual actitud en su pueblo que el próximo día 11 recordará a las víctimas inocentes de un hecho horrendo similar a los que hemos padecido en Cuba.
Varias horas después de haber enviado este mensaje a sus oficinas será publicado en mi blog personal.
Tenga la bondad de aceptar estas notas que han sido escritas,
Respetuosamente,
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