El destino verdadero de Fidel Castro.
El 18 de mayo de 1895, unas horas antes de caer en desigual y desafortunado combate, José Martí escribió su última carta al mejicano Manuel Mercado en la que le decía entre otras cosas:
. . . mi deber de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso.
Desde su adolescencia José Martí había luchado contra el colonialismo español al que conoció muy bien y combatió todo lo que pudo por lo que fue apresado y luego deportado a España, desde donde llegó a Estados Unidos en 1875 por primera vez y luego, en 1880, se radicó allí hasta el 31 de enero de 1895, casi todo ese tiempo.
El cuidadoso observador que fue José Martí comprendió muy pronto cual era la aspiración del naciente imperio para con lo que él llamó Nuestra América. Su percepción de la realidad fue, para infortunio nuestro, totalmente acertada. Sin embargo tres balazos españoles derribaron al gigante que era Martí, el hombre que había diseñado un proyecto revolucionario que sólo él podía hacer realidad. En su tiempo no había otra figura de dimensión tal que pudiera sustituirlo. Perdimos, los cubanos y América toda, con su muerte. Lo demás es historia conocida, los gringos intervinieron en nuestra guerra cuando esta estaba casi ganada, luego ocuparon el país y prohijaron una nueva nación lastrada con un apéndice constitucional que nos impusieron y los convertía en los amos nuevos.
No todo podía salirles tan bien a los enemigos eternos de la independencia de Cuba y al cumplirse el Centenario del Nacimiento de José Martí, en 1953, la Generación del Centenario fue a ofrendarle su sangre para que el Apóstol no muriera, el 26 de julio de ese año, atacando los cuarteles de la dictadura de Fulgencio Batista en Santiago de Cuba y Bayamo. Los ataques no tuvieron éxito pero iniciaron la última etapa de la Revolución Cubana. Los combatientes que lograron sobrevivir a una ola de asesinatos que costó la vida a 55 hombres fueron a cumplir la prisión impuesta a Isla de Pinos encabezados por Fidel Castro. De allí fueron sacados por la presión popular y la necesidad de Batista de crearse una imagen democrática.
La mayor parte de estos hombres fueron a Méjico donde se reorganizaron para desde allí venir en el Granma, una pequeña embarcación con capacidad para 15 hombres que condujo, milagrosamente, 82 expedicionarios.
Estos hombres se hicieron imbatibles en la Sierra Maestra en donde la tiranía de Batista quiso acabar con ellos a mediados de 1958 trasladando a aquellas montañas 10 000 hombres y una colosal maquinaria de guerra para combatir sólo a 300 barbudos dispuestos a vender muy caras sus vidas.
El 5 de junio de 1958 en medio de la poderosa ofensiva batistiana para acabar con los Rebeldes, Fidel llegó al lugar en donde había estado la casa de Mario Sariol uno de sus más cercanos colaboradores, encontrando allí ruinas humeantes y, quizás, pensó que algún familiar de Mario pudo haber sido asesinado en esas terribles circunstancias. Es el momento que hace la nota que agregamos en la que declara que la guerra que va a echar contra los que habían disparado sobre aquellos bohíos o habían abastecido a Batista será su destino verdadero. La fuerzas de Batista, impotentes ante el Ejército Revolucionario 26 de Julio, asesinaba campesinos y bombardeaba sus bohíos para eliminar la base de sustentación de los rebeldes. Eran unos salvajes. Ahí están las imágenes.
Obsérvese la coherencia que hay entre la meta de José Martí y de Fidel Castro. La diferencia es sólo en el tiempo. Los objetivos de ambos son los mismos. Los cubanos somos muy afortunados pues en casi 100 años de lucha por la independencia, en los momentos más críticos, nunca nos faltó el Líder.
Desde su retiro parcial Fidel Castro sigue librando esa guerra en contra de los que trataron de asesinarlo 639 veces, cuento la de Panamá, lo hace con la honestidad de un enemigo leal, 52 años después de habérselo anunciado a Celia Sánchez y para ello cuenta con el respaldo del pueblo cubano que ha sido víctima de atrocidades increíbles en estos tiempos; los enemigos del pueblo cubano tienen el total apoyo de Washington en su empeño de eliminarnos como ejemplo.
Quizás Fidel ha olvidado que hoy hace 52 años escribió esa nota pues está en medio de un cúmulo de análisis que debe hacer a diario, problemas de salud, responsabilidades, etc. No importa pues no ha olvidado su compromiso de lo que son pruebas sus últimas Reflexiones: El imperio y la droga, El imperio y la guerra y El imperio y la mentira en donde demuestra el alcance de la cínica maniobra del imperio para enfrentar a las dos Coreas con diabólicos fines. Sigue guerreando Fidel Castro. Es una formidable estrategia: atacar. Él sabe que en ese empeño lo apoyamos millones dentro y fuera de Cuba, y que sea por muchos años.
El 18 de mayo de 1895, unas horas antes de caer en desigual y desafortunado combate, José Martí escribió su última carta al mejicano Manuel Mercado en la que le decía entre otras cosas:
. . . mi deber de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso.
Desde su adolescencia José Martí había luchado contra el colonialismo español al que conoció muy bien y combatió todo lo que pudo por lo que fue apresado y luego deportado a España, desde donde llegó a Estados Unidos en 1875 por primera vez y luego, en 1880, se radicó allí hasta el 31 de enero de 1895, casi todo ese tiempo.
El cuidadoso observador que fue José Martí comprendió muy pronto cual era la aspiración del naciente imperio para con lo que él llamó Nuestra América. Su percepción de la realidad fue, para infortunio nuestro, totalmente acertada. Sin embargo tres balazos españoles derribaron al gigante que era Martí, el hombre que había diseñado un proyecto revolucionario que sólo él podía hacer realidad. En su tiempo no había otra figura de dimensión tal que pudiera sustituirlo. Perdimos, los cubanos y América toda, con su muerte. Lo demás es historia conocida, los gringos intervinieron en nuestra guerra cuando esta estaba casi ganada, luego ocuparon el país y prohijaron una nueva nación lastrada con un apéndice constitucional que nos impusieron y los convertía en los amos nuevos.
No todo podía salirles tan bien a los enemigos eternos de la independencia de Cuba y al cumplirse el Centenario del Nacimiento de José Martí, en 1953, la Generación del Centenario fue a ofrendarle su sangre para que el Apóstol no muriera, el 26 de julio de ese año, atacando los cuarteles de la dictadura de Fulgencio Batista en Santiago de Cuba y Bayamo. Los ataques no tuvieron éxito pero iniciaron la última etapa de la Revolución Cubana. Los combatientes que lograron sobrevivir a una ola de asesinatos que costó la vida a 55 hombres fueron a cumplir la prisión impuesta a Isla de Pinos encabezados por Fidel Castro. De allí fueron sacados por la presión popular y la necesidad de Batista de crearse una imagen democrática.
La mayor parte de estos hombres fueron a Méjico donde se reorganizaron para desde allí venir en el Granma, una pequeña embarcación con capacidad para 15 hombres que condujo, milagrosamente, 82 expedicionarios.
Estos hombres se hicieron imbatibles en la Sierra Maestra en donde la tiranía de Batista quiso acabar con ellos a mediados de 1958 trasladando a aquellas montañas 10 000 hombres y una colosal maquinaria de guerra para combatir sólo a 300 barbudos dispuestos a vender muy caras sus vidas.
El 5 de junio de 1958 en medio de la poderosa ofensiva batistiana para acabar con los Rebeldes, Fidel llegó al lugar en donde había estado la casa de Mario Sariol uno de sus más cercanos colaboradores, encontrando allí ruinas humeantes y, quizás, pensó que algún familiar de Mario pudo haber sido asesinado en esas terribles circunstancias. Es el momento que hace la nota que agregamos en la que declara que la guerra que va a echar contra los que habían disparado sobre aquellos bohíos o habían abastecido a Batista será su destino verdadero. La fuerzas de Batista, impotentes ante el Ejército Revolucionario 26 de Julio, asesinaba campesinos y bombardeaba sus bohíos para eliminar la base de sustentación de los rebeldes. Eran unos salvajes. Ahí están las imágenes.
Obsérvese la coherencia que hay entre la meta de José Martí y de Fidel Castro. La diferencia es sólo en el tiempo. Los objetivos de ambos son los mismos. Los cubanos somos muy afortunados pues en casi 100 años de lucha por la independencia, en los momentos más críticos, nunca nos faltó el Líder.
Desde su retiro parcial Fidel Castro sigue librando esa guerra en contra de los que trataron de asesinarlo 639 veces, cuento la de Panamá, lo hace con la honestidad de un enemigo leal, 52 años después de habérselo anunciado a Celia Sánchez y para ello cuenta con el respaldo del pueblo cubano que ha sido víctima de atrocidades increíbles en estos tiempos; los enemigos del pueblo cubano tienen el total apoyo de Washington en su empeño de eliminarnos como ejemplo.
Quizás Fidel ha olvidado que hoy hace 52 años escribió esa nota pues está en medio de un cúmulo de análisis que debe hacer a diario, problemas de salud, responsabilidades, etc. No importa pues no ha olvidado su compromiso de lo que son pruebas sus últimas Reflexiones: El imperio y la droga, El imperio y la guerra y El imperio y la mentira en donde demuestra el alcance de la cínica maniobra del imperio para enfrentar a las dos Coreas con diabólicos fines. Sigue guerreando Fidel Castro. Es una formidable estrategia: atacar. Él sabe que en ese empeño lo apoyamos millones dentro y fuera de Cuba, y que sea por muchos años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario