martes, 9 de marzo de 2010

¿Quién mató a Orlando Zapata?

¿Quién mató a Orlando Zapata?
Ante la muerte de un cubano que cumplía sanción por delitos cometidos, que en nada tienen que ver con delitos políticos, se ha formado un gran revuelo por parte de enemigos de Cuba, sobredimensionando el hecho de la manera más inhumana, premeditada y cínica.
He leído que algunos lectores han calificado de delincuente, hecho que no discuto, a este hombre al que la ciencia cubana le prolongó la vida por casi 85 días y brindó facilidades a sus familiares que no residen en La Habana. Para mí ahora es un paciente al que fue imposible preservarle la vida por decisión personal. Me conmocionó el reportaje de la televisión cubana en que apreciamos la madre del fallecido, los especialistas que lo trataron y en especial la Sicóloga, de innegable preparación científica, que le indicó, por ejemplo, que existían otras formas de hacer sus reclamaciones sin comprometer su vida algo que fue imposible porque desde otro ángulo quien sabe que argumentos recibió
Cierto que delinquió, sin embargo con dolor acepto que Zapata es nuestro delincuente utilizando conceptos de Cintio Vitier, ¿en qué fallamos los maestros que tuvo, las organizaciones a que perteneció? Muchos coincidirán en que hay otros cubanos en situación similar que si actúan de igual forma tendremos que proceder igual que en este caso pues ya a nuestros reclusos les damos condiciones de vida que están por encima, a veces, de lo razonable para que ahora haya que ponerles teléfonos, televisión etc. Si accediéramos a ello entonces solicitarían internet, televisión por cable, alimentación a la carta… porque quien los asesora lo que desea es que haya escándalos y mártires.
Me pregunto si este cubano conoció la obra de Martí, de Bolívar, de Antonio Maceo, o sea, si estaba vacunado a través de sus conocimientos contra lo que ha significado Estados Unidos de Norteamérica (me niego a escribir de América) para Cuba, América Latina y el Caribe, si conocería que estamos en la mirilla del sector más retrógrado del imperio y que con conductas así se puede dar argumentos a ese vecino poderoso para agredirnos. Es evidente que estamos siendo víctimas de una escalada en la agresión mediática de que es objeto Cuba hace muchos años, no hay ningún antecedente de que esos medios que hoy nos atacan alguna vez condenaran las atrocidades que cometió el dictador Fulgencio Batista, más bien esos medios pretenden convertirlo casi en un Santo.
Para mi las mujeres son sagradas y no ofenderé nunca a ninguna, sin embargo, a la Secretaria de Estado de USA tengo que recordarle con mucho respeto que lamento que ella no se pronunciara en forma alguna ante el asesinato por parte de un francotirador de un joven que esperaba en el aeropuerto capitalino a su presidente que retornaba a Tegucigalpa procedente de Wasihington luego de que ese Jefe de Estado fuera sacado del poder con la complicidad del gobierno yanqui; la señora Clinton no ha deplorado la muerte violenta de muchas decenas de hondureños por parte de un gobierno que solo se sostiene por el apoyo de USA…
Cierto que ha muerto un recluso pero no fue abandonado a su suerte en una mazmorra como las muchas que tiene el gobierno de la gran potencia dentro y fuera de su país y en donde si ha habido muertes de inocentes que no querían morir.
Sería bueno que la Señora Clinton alguna vez pudiera conocer los datos que encontré en Granma el pasado 26 de febrero en donde se informa que en Estados Unidos hay 283 000 enfermos mentales recluidos en prisiones, en tanto en hospitales de esa especialidad hay solo una cuarta parte de aquella cifra, o que en el 2006 se registraron 426 muertes en prisiones de California como resultado de un tratamiento médico tardío.
Señora Clinton: ojalá algún colaborador suyo tome nota de tantas opiniones de cubanos libres que podemos estar o no de acuerdo con algún elemento de las leyes que rigen nuestro país y sobre lo que estamos discutiendo libérrimamente, pero en general apoyamos y defendemos nuestro gobierno porque, en definitiva, hace más de 50 años cruzamos el río y como César la decisión es no retroceder, de Julio César sólo nos diferencia que no daremos oportunidad a que se nos asesine en el Senado. Hay muchas cosas en juego…
Arístides Rondón Velázquez.

2 comentarios:

eddiermadesign dijo...

Que idiota e ignorante eres!

eddiermadesign dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.