domingo, 18 de julio de 2010

Vamos a visitar la Plaza del Che y de todos nosotros…






Hoy deseo mostrarles algunas imágenes de la Plaza Ernesto Guevara de Santa Clara uno de los lugares emblemáticos de Cuba y Nuestra América en donde el próximo 26 de julio nos reuniremos para festejar el 57 aniversario de los sucesos del 26 de julio de 1953; expondré sólo datos imprescindibles. Quiero que conozcan el lugar los que no lo conocen y lo recuerden los que lo han visitado, aquí van algunos detalles:
Inaugurada el 28 de diciembre de 1988. Extensión: 17.556 metros cuadrados. Capacidad de la tribuna: 900 personas, de la Plaza 100 mil .14 palmeras a cada lado que totalizan 28 y simbolizan que el 14 de junio de 1928 nació Ernesto Guevara.
Al fondo de la Plaza dos estrellas que representan la que llevaba el Che y la de nuestra enseña nacional, en el pavimento figuras que simbolizan a los hombres de todo el mundo. De todos los colores, unidos.
La escultura, forjada en bronce, obra de José Delarra, pesa 20 toneladas y tiene una altura de 6 metros y 80 centímetros, muestra al Che en posición de avance y mira hacia el Escambray y América del Sur. Hay allí tres jardineras en una de las cuales está la carta de despedida de 1 de abril de 1965.
En la Sala Museo se muestran muy diversos objetos relacionados con el Che. Frente al mismo, el Memorial que semeja una cueva en cuyas paredes están incrustados los nichos de 39 compañeros y de ellos hay ocupados 31, pues 6 guerrilleros no han sido localizados y dos están sepultados en Bolivia por decisión de sus familiares; la vegetación selvática, la llama eterna, la semipenumbra, la concepción de sus creadores y conocer que allí descansan Héroes encabezados por el Che transmiten una impresión de victoria, respeto, admiración, nostalgia, compromiso. Quien ame las causas justas, y entre allí sentirá que, desde su trinchera, el Che sigue diciendo: ¡Hasta la victoria siempre!

1 comentario:

Unknown dijo...

El día jueves me fui solo en ómnibus hasta Santa Clara, en el centro de la isla, en un viaje de unas cuatro horas. Mi objetivo era visitar el mausoleo del Che --al que llegué desde la terminal de buses caminando dos kilómetros orientado por la gigantesca figura de su monumento-- que desde las alturas parece velar eternamente por la ciudad que liberó en la última batalla contra la dictadura-- una extraña fuerza magnética me ancló en aquel lugar por horas, su energía está presente allí, en el aire, en los muros con su letra y en el orgullo del soldado guardián al pie de su estatua. Sus huesos descansan en un sencillo nicho del Memorial del mausoleo, rodeado por muchos de sus heroicos compañeros de lucha de Cuba y de Bolivia; su ejemplaridad, su pensamiento, su entereza, su visión de futuro y sobre todo su incorruptibilidad moral, siguen vivas conformando el prototipo del Hombre Nuevo de la sociedad socialista cubana. Él sembró en todo el mundo la semilla de la libertad y dignidad de los pueblos oprimidos. Y mientras escribo esto mi piel se pone “de gallina” como cuando una mañana de enero filmé a los niños en una escuela habanera saludando a la bandera, cantando el himno y gritando a viva voz: “Seremos como el Che”. Allí en Santa Clara funciona el principal museo dedicado a su memoria, se pueden ver toda clase de objetos que le pertenecieron a Él y a su tropa. No se puede entrar con cámaras. También fui en bici-taxi hasta el descarrilado tren blindado, un icono de la Batalla de Santa Clara conducida por Camilo y Che. En los vagones funciona un pequeño museo. La terminal de buses recibe al visitante con un gran mural donde se ve el rostro del Che vigilando la ciudad desde el cielo, por sobre las sierras de Escambray.