lunes, 12 de julio de 2010

Mis recuerdos del 26 de julio de 1953.


Aquel día en que de nuevo fue necesario hacer correr sangre cubana yo había cumplido 8 años hacía 3 meses por tanto algo recuerdo. Mi madre y una vecina comentaban que había habido una pelea entre guardias de Batista y que eran muchos los muertos, hacían sus comentarios en voz baja y se les notaba el miedo. Debieron pasar años para que yo supiera lo cierto.
Batista aspiraba a la presidencia de la república en las elecciones que se producirían en junio de 1952, sin embargo, cuando comprobó que no sería elegido por los cubanos decidió hacerse del poder por medio de un golpe de estado. Siempre le agradeceré ese golpe ¿por que? Veremos.
Un joven abogado se dirigió al Tribunal de Urgencia el 24 marzo de 1952 pero el Poder Judicial se plegó al golpista. También se dirigió personalidades de renombre de la política nacional. Nadie lo escuchó. El joven, Fidel Castro, entonces aspiraba a ser elegido Representante y desde allí actuar. No tenía en la mente aun la lucha armada.
Ante la realidad de la consumación del golpe comprendió lo siguiente: Batista llegó al poder por la fuerza y solo por la fuerza lo dejará. Entonces organizó con precisión admirable el ataque a los cuarteles de Santiago de Cuba y Bayamo.
El ataque estaba previsto para iniciarse a las 5.15 de la mañana de aquel 26 de julio, domingo de carnaval, por sorpresa, vistiendo uniformes iguales a los del ejército batistiano. Un hecho absolutamente fortuito frustró la sorpresa y el desigual combate no tuvo el éxito esperado.
Fulgencio Batista Zaldívar consideraba al Ejército, su ejército, en el basaba su gobierno; al conocer que habían sido heridos 31 de sus hombres y muertos 19 ordenó una masacre por lo que fueron asesinados los 10 asaltantes al cuartel de Bayamo capturados y los 45 detenidos en Santiago de Cuba y sus alrededores. Asesinaron 55 hombres; los asaltantes caídos en combate fueron: Flores Betancourt, Gildo Fleitas, Renato Guitart, José de Jesús Madera, Pedro Marrero y Carmelo Noa. Sólo 6 asaltantes.
La orden la dio Batista personalmente, el mismo al que plumas vendidas hoy están enalteciendo reescribiendo la historia del avispado e inteligente sargento-taquígrafo. Y asesino.
El resto de la historia es bastante conocida, un juicio repleto de irregularidades, de donde Fidel salió condenado a 15 años de prisión. Lo había detenido una patrulla del ejército dirigida por un negro cubano dignísimo que impidió 3 veces aquel día (1 de agosto de 1953) que Fidel fuera asesinado: el teniente Pedro Manuel Sarría Tartabull.
El golpe de estado de 1952 dado por Batista aceleró el desplome del dominio imperialista en Cuba, obligó a los cubanos a lanzarse de nuevo a la manigua y 5 años, 5 meses y 5 días después del 26 de julio de 1953, Batista huía de la justicia revolucionaria llevándose varios millones de dólares, muchos miles de muertos encima, el desprecio del pueblo cubano… También se llevó consigo casi 500 años de colonialismo y neocolonialismo.
Como abogado que es Fidel Castro pidió al tribunal santiaguero que lo juzgaba se le permitiera actuar en su propia defensa. Le fue permitido. Puso en aprieto a jueces, fiscales, testigos. Sus argumentos eran absolutamente nuevos. Era impresionante oírlo decir que Batista era un asesino allí rodeado de esbirros que constituían casi todo el público.
Había una joven periodista, recién graduada, que pese a su turbación al saberse testigo de un hecho histórico tomó abundantes notas del juicio. Hace unos años, el 30 de noviembre de 1999, un reducido grupo de personas nos reunimos con ella en el Pedagógico Varela es: Marta Rojas. Nos narró que el total de los presentes seguían embelesados las palabras de Fidel, tanto que Fidel expresa para concluir: condenadme no importa la historia me absolverá, pero nadie se movió, siguieron esperando más de aquel torrente de verdades y él se ve obligado a dar un golpecito en la mesa y decir: Bueno, ya terminé. Así concluyó en realidad la autodefensa…y se inició una nueva etapa de lucha que no ha concluido 57 años después.

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